IX JORNADAS REGIONALES DE INVESTIGACIÓN EN HUMANIDADES Y CIENCIAS SOCIALES – Jujuy – 14 al 16 de mayo de 2008

 

LOS ARTESANOS, LAS FERIAS Y  LA UNIVERSIDAD DE LA CALLE: “PLAZA FRANCIA”, UNA FERIA DE BUENOS AIRES

Mirta Bialogorski (Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires)

Paola Fritz (Facultad de Comunicación Social, Universidad Nacional de La Plata)

Correo electrónico:  investigacion_hernandez@buenosaires.gov.ar

 

[Ver esquemas e imágenes, al final]

 

Para reflexionar acerca de la Universidad de la Calle, presentamos en esta oportunidad un estudio de caso, la experiencia de los artesanos urbanos de Plaza Francia, una de las principales ferias de la ciudad de Buenos Aires.

Según los distintos discursos sociales, la feria artesanal,  es vista como un fenómeno económico, cultural, identitario, estético. Para los artesanos es, además de un modo posible de comercializar su producción, un ámbito de interacciones fluidas con sus pares y el público.

Entrar, participar, pertenecer, establecer vínculos en este escenario de manera eficaz, tiene sus específicas particularidades. Las mismas dan lugar a la emergencia de estrategias de comportamiento, que los artesanos feriantes aprenden en el hacer cotidiano.

Este aprendizaje proviene de la percepción del comportamiento del grupo, lo que permite al artesano organizar su propia acción (Conte y Paolucci, 2001). Consideramos que este tipo particular de conocimiento es el que le otorga la Universidad de la Calle.

A partir de entrevistas a artesanos urbanos con quienes estamos en contacto por nuestra actividad profesional[1] y la observación participante en la feria mencionada, hemos delimitado diferentes ámbitos de aprendizaje propios de este universo.

Seleccionamos para desarrollar en este trabajo, los siguientes: 1) ingreso a la feria; 2) comercialización y 3) relación con pares, 4) relación con el público y 5) relación con otros actores de la Feria. Estos ámbitos  no son taxativos, se interrelacionan muchas veces entre sí, pero nos han permitido organizar el aprendizaje identificado en cada caso.

Haremos una breve descripción del escenario, caracterizaremos en términos genéricos los ámbitos seleccionados para proponer luego en forma sintética algunos conocimientos concretos que resumen el aprendizaje del artesano en cada caso.

Breve descripción del escenario.

 

La feria de Plaza Francia es una de las ocho ferias que componen el llamado Sistema de Ferias de la ciudad de Buenos Aires. Está ubicada en la plaza  Alvear, cerca de los bosques de Palermo, en Recoleta, un barrio de alto poder adquisitivo, “muy paquete” al decir de un artesano, y frecuentado desde siempre por turistas.

 

Hacia principios de la década de 1970, un grupo de artesanos obtuvo un permiso municipal precario para instalarse en ese predio. Esto dio pie a que al poco tiempo surgiera un proyecto de formalización a cargo del estado, a través del contacto con  autoridades del Museo de la Ciudad, concretamente con su director, el arq.José María Peña, quien hacia 1971 reorganizó y se hizo cargo de esta feria (Rotman, 2004)

 

Plaza Francia fue caracterizada por la prensa del momento como la “feria hippy”, más allá de que los propios artesanos se identificaran con ese movimiento. Lo cierto es que dio origen a un nuevo espacio urbano que excedía lo meramente comercial ya que proponía a los vecinos una modalidad diferente de “pasear por la ciudad” (Ibid:22)

 

En 1972 comenzaron a su vez, a instalarse en el mismo predio pero por fuera de la organización ferial, otros artesanos y revendedores de artículos diversos y se conformó lo que dio en llamarse Feria “paralela”, creándose  la distinción entre trabajadores “legales” e “ilegales” o paralelos (Ibid, 25).

 

 

En 1974 se dio la primera ordenanza municipal que reguló el funcionamiento de la feria, inaugurando así este Sistema al que se le fueron sumando otros espacios públicos de venta de artesanías.

Desde entonces, los artesanos que se fueron instalando en cada uno de ellos, sufrieron como los diversos sectores de la sociedad,  los avatares de las sucesivas crisis políticas, económicas y sociales que afectaron a todos.

Durante el Proceso militar por ejemplo, las ferias se redujeron a una sola plaza (Plaza Italia) y los artesanos urbanos de Buenos Aires fueron desplazados allí. Algunos permanecieron, otros fueron desaparecidos, otros se exiliaron y unos cuantos dejaron la actividad

Recién con el advenimiento de la democracia en 1983 las ferias volvieron a abrirse en las distintas plazas dependiendo de la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

 

En los primeros años, la feria de Plaza Francia era, para los artesanos, un movimiento cultural y comercial que se destacaba por la venta de piezas de calidad, originalidad y elevado valor económico.

Ahora bien, como consecuencia de la crisis económica de los 80 y las siguientes políticas liberales implementadas en los 90, que excluyeron del sistema a gran cantidad de personas, el espacio de Plaza Francia (al igual que el de las otras ferias) fue adquiriendo diferentes características en cuanto a su composición social, y al tipo y calidad de los objetos ofrecidos.

También fueron diversas las medidas institucionales que se fueron tomando en relación con su reordenamiento. Una de las últimas, durante la gestión del gobierno anterior,  fue incorporar una señalización en la Plaza indicando distintas áreas: “Paseo de los Artesanos”,  “Paseo de las Manualidades”  y “Paseo de las Artes”.

Para los artesanos la diferenciación del manualista  en particular, es  de enorme importancia ya que en la actual coyuntura, buscan reposicionarse y legitimarse como creadores culturales, conocedores del oficio y verdaderos productores artesanales. Sin embargo, rechazan esta separación oficial que, no sólo no se cumple en la práctica ya que los límites son bastante difusos, sino que de alguna manera, nos explican, sirvió para legalizar y darle entidad a la feria paralela.

Con los otros actores como los artistas plásticos, los vendedores ambulantes, los tarotistas, los que hacen trencitas, los que venden “pan artesanal” con quienes también comparten espacio, no se ha hecho mención a una problemática en particular.

 

 

1) Ingreso a la feria

 

Con respecto al ingreso a la Feria, se estableció en 1983 que el mismo se llevaría a cabo por puntaje. El artesano pasaba por una fiscalización y de acuerdo con el resultado, podía decidir a qué feria incorporase. Cuanto mayor puntaje, mayor posibilidad de elección.

Ya en ese momento, la Feria de Plaza Francia se había impuesto como la más anhelada: “Entrá a Francia que es la mejor” se aconsejaban los artesanos entre sí. Se hacía hincapié en su trayectoria (la de los años 70) y en su ubicación privilegiada.

La feria quedó conformada por 120 puestos (en la actualidad hay más de 400), las artesanías se exponían en mesas, y se apuntaba a mantener un nivel  alto de producción.

En la década de 1990, los criterios de ingreso cambiaron. Se establecieron  ferias de inicio  a través de las cuales, obligatoriamente, el artesano debía pasar para incluirse en el sistema. Ninguna persona podía instalarse directamente en Plaza Francia sino que debía hacerlo desde otras ferias, en función de su antigüedad en ellas, y siempre y cuando se produjera una vacante (lo que en algunas etapas era bien difícil). Hoy día, sigue siendo la preferida por los artesanos, como afirma uno de ellos:

 

“(La Feria de Plaza Francia) es la cúspide de la artesanía más allá no hay. Entonces todos los artesanos sueñan, añoran, desean y son capaces de cualquier trapizonda para entrar allí.”

 

De este modo, se ha hecho referencia a  una forma  que sin salirse del marco legal, facilita una llegada más rápida a la feria en cuestión. Esto es, pasar de una feria de inicio (que cuenta con numerosos artesanos) a otra intermedia, la más pequeña posible en donde es posible alcanzar la antigüedad relativa más rápidamente, como es el caso hoy día, de la feria conocida como Vuelta de Rocha, pero como no siempre es la misma  hay que estar atento al cambio.

 

Conocimiento:

 

Para ingresar más rápidamente a la feria deseada hay que saber cuál es la feria intermedia más conveniente.

 

2) Comercialización

 

Los artesanos trabajan  durante la semana en sus talleres y sábados y domingos llevan su producción a la feria.

Cuando los entrevistados se refirieron a qué tipo de producción conviene llevar mencionaron de manera inmediata, la incidencia del público aún en sentidos contrapuestos.

Para algunos, es indispensable  privilegiar el gusto del artesano en la propia producción al momento de pensar en los diseños y formatos de las obras, sin tener en cuenta la aceptación del público. Para otros, en cambio,  hay que privilegiar el gusto del público. Excepcionalmente aparece en el discurso una coincidencia entre el gusto del público y la del artesano. 

“El consejo –nos dice un artesano- que les doy a los que quieren entrar en el sistema es que vayan de visita a las distintas ferias y que empiecen a probar y si la peor pieza que hacen, la que pusieron atrás, es esa sobre la que le pregunta la gente, que le den bolilla a lo que le dice la gente, no a lo que ellos creían. Dista mucho de la realidad lo que a vos te gusta de lo que a la gente le puede gustar. Si querés vender, tenés que saber interpretar en base a lo a la gente le gusta”.

 

Conocimiento

 

Hay que aprender a diferenciar los distintos gustos del público.

Hay que hacer predominar el gusto del público por sobre el del artesano

VS

Hay que hacer predominar el gusto del artesano por sobre el del público.

 

 

¿Qué dicen los artesanos sobre la producción que gusta al público en cuanto a la calidad y creatividad de las piezas?

 

Hay que producir piezas originales (porque es lo que pide el público)

Vs.

Hay que producir diseños en serie (porque es lo pide el público).

 

Hay que producir piezas bien elaboradas (porque es lo que exige el público).

Vs

Hay que producir piezas sin demasiada elaboración porque en artesanía la gente no es muy exquisita

 

Con relación a la venta de sus piezas,  los artesanos advierten que  además del tipo de producción y de interpretar el gusto del público, es importante el aspecto del artesano y su actitud.

Algunos afirman que la gente prefiere que los artesanos usen “los pelos largos, y se hagan los “volados” (ojos en blanco, boca semi abierta, una actitud de displicencia, de “nada me importa”). Otros, por el contrario, dicen que es importante una presencia más cuidada.

 

Conocimiento:

 

Para vender más el artesano debe vestirse y actuar según el estereotipo del hippie.

Vs.

Para vender más el artesano debe cuidar su modo de vestir cuando atiende al público

 

 

3) Las  relaciones entre pares

 

 

Entre los artesanos de la feria es posible resaltar las figuras de los fiscales y los delegados, quienes además de atender su puesto, cumplen funciones que les otorgan un poder real y simbólico que marcan las relaciones entre los pares.

El delegado es el representante oficial de la feria y por lo tanto el nexo con los demás ámbitos de la sociedad (otras ferias de la ciudad, medios de comunicación, funcionarios). Hacia el interior de la feria es quien recibe información y la distribuye, tal como invitaciones a participar en concursos, muestras, ferias y subsidios; información que suele enviarse a la feria como institución para que circule entre los artesanos.

Según distintos testimonios, muchas veces hay un manejo discrecional de esta información por parte de los delegados.

Además hay situaciones cotidianas en las que este personaje puede ejercer control como exigir el cumplimiento del horario de llegada a la feria, el armado del puesto o la calidad de producción de los artesanos. Esto se da más por una posición simbólica derivada de su función que por la normativa.

Los artesanos deben estar atentos a los vínculos que mantienen con los delegados ya que es en función de esta circunstancia que pueden verse perjudicados o favorecidos.

 

El fiscal por su parte, es aquel artesano que se ofrece para evaluar la producción de aquellos otros artesanos que ingresan por primera vez  y de los que suelen venir como invitados de otras ferias.

Son ellos quienes pueden determinar quienes entran y quienes no. Tener un amigo fiscal implica poder favorecer el ingreso de algún artesano en particular.

Cabe aclarar que existen criterios específicos válidos para cada feria a las que el fiscal debe ajustarse; sin embargo estos son muchas veces vulnerados, empezando muchas veces por el propio fiscal cuya producción no se aviene a tales criterios (por ejemplo, pueden tener en sus puestos remeras pintadas que no son consideradas artesanías) Más aún, algunos artesanos suelen proponerse como fiscales porque desde ese lugar es más difícil que sus pares  cuestionen su producción.

 

Conocimiento:

 

Hay que hacerse amigo del fiscal o delegado para favorecerse uno mismo o a un par, o para no ser perjudicado.

 

Para estar bien informado hay que tener buena relación con los delegados.

 

Para que la producción no sea cuestionada por los pares conviene ser fiscal.

 

 

Ahora bien, entre los artesanos de Plaza Francia podemos distinguir distintos grupos que se vinculan entre sí, ya sea porque ingresaron juntos en distintos periodos históricos de la feria (década del 70, del 80, etc.), ya sea porque han pertenecido a una misma feria anteriormente, o simplemente porque sus puestos son contiguos.

Muchos enfatizan la solidaridad colectiva (más allá de los subgrupos)  y resaltan la importancia de la cohesión y el sentimiento comunitarios para que la feria funcione exitosamente. Otros, por el contrario, adjudican a la participación colectiva una situación de conflicto latente y permanente. Es en estos casos cuando deciden no participar de las asambleas, no interactuar con los pares, tomando una actitud más individualista. En las relaciones cotidianas estas percepciones se traducen en diferentes estrategias de relación con el otro.

 

Conocimiento:

 

Para evitar conflictos con los pares, conviene no tener ningún tipo de relación con ellos (“encerrarse en el puesto”)

Vs

Para que la feria funcione armoniosamente hay que ser solidario y estar abierto al contacto con el otro. (Ej. Mantener los puestos comunicados, sin barreras visuales)

 

Otro aspecto que surge del vínculo interpares tiene que ver con la mirada calificada de un colega sobre la propia producción.  Según los entrevistados, mirar el paño de un artesano del mismo rubro o bien ser mirado, entendida esta actitud como evaluadora, atenta contra un código implícito del grupo que puede acarrear conflictos interpersonales:

 

Conocimiento:

 

Para evitar un conflicto con otro artesano del mismo rubro en la feria, no conviene detenerse a mirar su paño.

 

4 ) Relación con el público

 

Según los artesanos hay un público de feria  que se distingue de aquel otro  generalmente asesorados por arquitectos o diseñadores, que prefiere los locales de diseño.

A estos últimos les atribuyen un gusto más marcado por piezas exclusivas de diseño, generalmente de elevado valor económico, incluso de gran tamaño, que saben que no van a encontrar en la feria.

Al público de feria actual, en cambio, algunos artesanos lo consideran  poco cultivado, incluso llegan a calificarlo de “mersa”.

Esta situación, explican, no se daba en los años 70, en que sí se producían y vendían aquel tipo de artesanías que hoy se desplazaron hacia los locales de diseño.

 

Este aspecto se vincula con el de la comercialización, ya que, al diferenciar ambos públicos, el artesano considera que debe adecuar su producción al perfil del público (por ejemplo, no llevar piezas caras o de grandes proporciones a la feria)

 

 

Conocimiento:

 

Hay que aprender a diferenciar el perfil de los distintos públicos y entonces, adecuar la producción.

 

Dentro de la feria, los artesanos distinguen dos tipos de público según su capacidad de compra: el de Buenos Aires y los turistas

 

Conocimiento:

El público de Buenos Aires adquiere piezas de poco valor económico (“se lleva alguna cosa chiquita”).

 

El público turista adquiere las piezas de mayor valor económico (“con ellos hacemos la diferencia”).

 

También han aprendido a distinguir la predisposición a la compra por la actitud del cliente frente al paño y al artesano:

 

Conocimientos:

 

Cuando se acerca una persona del público y comienza a hablar con el artesano de su propia experiencia con la artesanía, no compra nada.

 

Cuando se acerca una persona y pregunta el precio de una pieza, algo va a comprar.

 

Las parejas jóvenes con hijos pequeños que van a pasear por la feria no compran artesanía.

 

Por su parte, el artesano advierte en el público turista actualmente  una actitud diferente a la del turista de años anteriores e inclusive a la del público argentino, el regateo, frente a la cual ha tenido que aprender a manejarse. Su respuesta depende del vínculo que establece con el cliente, de la valoración que da a su pieza, de su capacidad de negociación, de la implementación de alguna estrategia.

 

Conocimiento:

 

Ante el “regateo” hay que sobrevaluar la pieza para venderla al precio que el artesano considera justo.

 

Ante el “regateo” no  hay que bajar el precio pero si se le explica al turista el trabajo que tiene la pieza, la compra igual.

 

Asimismo, los artesanos han notado que muchos turistas valoran más el objeto como recuerdo del lugar que como artesanía, por lo que suelen inclinarse por piezas que llevan la marca del país.

 

Conocimiento:

 

Hay que identificar cada pieza con el nombre “Argentina” (es más importante que la propia firma del artesano).

 

Con respecto a la seguridad en la feria, como los agentes de la policía, según los artesanos, están allí pero no intervienen ellos deben cuidarse a si mismos. Reconocen que se producen robos sistemáticamente, sobre todo en los puestos en los que se venden piezas pequeñas (bijouterie, orfebrería) Cada uno trata de cuidar su puesto y el de al lado, estando atentos al comportamiento del público.

 

Conocimiento:

 

Hay que estar atento a cuando una mujer coloca su cartera sobre la mesa del artesano porque puede querer robar una pieza.

 

5) La relación con otros actores de la feria

 

Los artesanos en la Feria de Plaza Francia conviven con otros actores, entre los cuales tienen un lugar fundamental quienes conforman la feria que como dijimos al principio suele identificarse como paralela y que está integrada por manualistas, revendedores y también por algunos artesanos, pero por fuera del sistema ferial. Respecto de estos últimos es interesante señalar que si bien algunos artesanos reconocen su presencia, afirman que es un número poco significativo en relación con los manualistas y revendedores.  [2] Respecto de ambos buscan estrategias de diferenciación frente al público.

Según los entrevistados, la gente común, los paseantes, no comprenden cuál es la diferencia entre la feria oficial y la que no lo es, creyendo incluso que quienes se han instalado informalmente son aquellos a los que aún “no se les ha dado el puesto”.

 

“Al público, dice una artesana, les explicamos, hacemos talleres para que entienda nuestra relación con lo cultural, para que nos puedan diferenciar del manualista, del vendedor ambulante”

 

Conocimiento:

 

Para que el público diferencie la feria oficial de la paralela y valore su producción, el artesano debe explicarle qué es una artesanía y su vinculación con el ámbito de la cultura.

 

Por otro lado, deben estar atentos a conservar el espacio propio frente a quienes intentan instalarse en su territorio ilegalmente y actuar en grupo rápidamente, ya que no hay intervención oficial en el momento en que se monta la feria.

Como dice un artesano:

“Cuando viene uno que no es artesano de la feria nosotros mismos, no lo dejamos armar aunque haya que llegar a las piñas”

 

Conocimiento:

 

Hay que reaccionar en grupo e incluso con violencia, cuando algún artesano de la feria paralela intenta ocupar un espacio de la feria oficial.

 

Conocimiento:

 

Los conflictos con la feria paralela deben resolverlos los mismos artesanos.

 

 

 

Con relación a los artistas callejeros los conflictos tienen que ver más que nada con los espacios destinados a su público, ya que muchas veces pueden invadir el ámbito que corresponde al del público de la feria.

 

Conocimientos:

 

Los artesanos deben resguardar el paso reservado a su propio público colocando elementos que marquen el límite con el espacio de los artistas callejeros. (tabiques con lonas)

 

 

Reflexiones y dificultades

 

Cuando hablamos con los entrevistados acerca de la experiencia y del aprendizaje en el ámbito de la Feria de Plaza Francia, se remitieron casi exclusivamente a la adquisición del oficio diferenciando entre los artesanos feriales de los años 70 y los actuales. A los primeros, se les atribuyó como rasgo característico y especialmente valorizado en aquél entonces, el conocimiento autodidacta, por observación, por prueba y error, un “aprender a los sopapos”.

A los artesanos actuales, se les adjudicó en cambio, la valoración de una formación profesional mediante la educación formal (en escuelas y talleres especializados) en contraste incluso,  con aquella otra identificada por los propios actores como “la escuela de la calle”.

 

Al ir profundizando cada vez más en las entrevistas, acerca de la cotidianeidad en la Feria, del desarrollo de la actividad, de los vínculos con los otros, en los distintos ámbitos, aparecían sin embargo, descripciones de comportamientos que nos remitían a otro tipo de conocimiento surgido de situaciones bien concretas. Sólo que los mismos no eran reconocidos por los artesanos, como resultado de un aprendizaje particular sino tomados meramente, como comportamientos del sentido común.

A la vez, al trabajar con testimonios verbales, no fue fácil captar en forma directa este tipo de aprendizaje porque justamente, no aparecía identificado diferencialmente en el universo discursivo del artesano. Esto implicó por lo tanto, la interpretación por parte de las investigadoras con la carga de subjetividad que ello supone.

 

Si nos remitimos al trabajo de observación participante, al menos en el ámbito de la feria artesanal, hemos comprobado que muchas de las situaciones referidas por los artesanos entrevistados eran muy difíciles de registrar in situ a menos que uno formara parte de dicha feria o conviviera directamente con el grupo. Estos son obstáculos que habrá que ir salvando a través de la búsqueda de distintas estrategias metodológicas.

Más allá de las dificultades, pensamos que, identificado y jerarquizado este tipo de aprendizaje, debería confluir con el conocimiento institucional contribuyendo incluso, a una transformación del mismo. De esta manera posibilitaría potenciar las capacidades cognitivas de los sujetos para desarrollarse con eficiencia en los distintos ámbitos en los que les toca actuar.

 

 

 

Bibliografía

 

Bialogorski, Mirta y Paola Fritz (2007) Introducción al Catálogo de la II Bienal de Artesanías de Buenos Aires. Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural de la Ciudad de Buenos Aires. Secretaría de Cultura.  Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

 

Conte, Rosaria y Mario Paolucci (2001) Aprendizaje social inteligente. Journal of Artificial Societies and Social Simulation vol. 4, no. 1, Traducción de Giovanna Winchkler

 

Magariños de Morentin, Juan Los fundamentos lógicos de la semiótica y su práctica. Buenos Aires. Argentina, Edicial, 1996

 

Magariños de Morentin, Juan La semiótica de los bordes. http://www.centro-de-semiotica.com.ar, 2006

Magariños de Morentin, Juan  La humanidad, la facultad semiótica y la historia del entorno. http://www.centro-de-semiotica.com.ar, 2007

 

Rotman, Mónica “Ferias de Artesanías en la ciudad de Buenos Aires: Memorias de una producción cultural urbana” En La artesanía como Patrimonio Cultural. Temas de Patrimonio Cultural. 10. Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural de la Ciudad de Buenos Aires. Secretaría de Cultura. Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, 2004. Pp.17-30


[1] Museo de Arte Popular José Hernández (Programa de Promoción de los Artesanos ) y  Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico y cultural de la Ciudad de Buenos Aires (Programa de Artesanías urbanas)

 

[2] Las artesanías según se sostiene en el campo artesanal son aquellas piezas realizadas en forma manual con transformación del material, oficio, utilización de técnicas, un plus cultural.

Manualidades son aquellas piezas en donde no hay transformación de materia prima y se puede realizar por moldes.


 

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